¿Que es la felicidad? ¿La felicidad se hereda o puedo construirla? ¿Puede ayudarme el dinero a ser más feliz? ¿Cuál es la clave de la felicidad? ¿Qué puedo hacer para ser más feliz?
Seguro que alguna de estas preguntas ha rondado por tu cabeza alguna vez, igual en una de esas noches en las que nos ponemos reflexivos y no conseguimos dormir. Si te interesa conocer qué opina la ciencia sobre todas estas preguntas, este artículo es perfecto para ti. Desde Potenzia nos comprometemos a resolver tus dudas sobre la felicidad y te ofrecemos unas actividades prácticas para que puedas aumentar tu bienestar durante tu día a día.
Antes de comenzar es importante que sepas que no vamos a desvelarte ninguna fórmula mágica con la que puedas ser feliz para siempre. Por suerte o por desgracia el “fueron felices y comieron perdices” no es una frase que pueda aplicarse al mundo real.
Durante miles y miles de años los seres humanos hemos ansiado la felicidad. Se han compuesto canciones, se han rodado películas, se han contado leyendas y escrito libros sobre el tema, pero… ¿conocemos realmente qué es la felicidad?
1. ¿Qué es la Felicidad?
Ya en la antigua Grecia, muchos filósofos y eruditos intentaron definir este término y estudiaron que hacer para conseguirlo. La diferencia entre esa época y la actualidad es que, por primera vez en la historia, la ciencia se ha encargado de estudiar y probar qué es lo que verdaderamente nos aporta felicidad a los seres humanos. La conocida como “ciencia de la felicidad” o “psicología positiva”, nos aporta una serie de herramientas y estrategias reales, que podemos aplicar a nuestra vida cotidiana, para conseguir así un nivel mayor de bienestar con nosotros mismos y nuestro entorno.
La felicidad es un concepto muy amplio que cambia entre culturas y generaciones. Para muchas personas este término se equipara con el placer, la paz, la serenidad, la satisfacción con la vida, la realización personal e incluso con la alegría y el humor. Seguro que si le preguntas a tu entorno que es la felicidad para ellos, cada uno te dará una respuesta diferente (te animamos a que hagas la prueba, así nos comentas qué resultados obtienes ;D).
Podríamos decir que la felicidad es una autentica paradoja. Si lo piensas bien, esta se asocia tanto con la calma como con la excitación, tanto con la vida espiritual como con la vida materialista, e incluso se puede entender tanto cómo un rasgo relativamente permanente o como un estado momentáneo y fugaz.
“La felicidad es un juicio que haces de tu vida con respecto a que tan satisfecho te sientes con lo que estás haciendo con ella, más el tipo de experiencias que vives que te hacen sentir bien o mal”
(Diener, 1991)
2. La Ciencia de la Felicidad
El inicio de la Psicología Positiva se señala en el año 1998, cuando Martin Selingman fue nombrado presidente de la Asociación Americana de Psicología. En su discurso inaugural Selingman comenta: “La psicología no es solo el estudio de la debilidad y del daño, es también el estudio de la fortaleza y la virtud”. En solo 10 años la propuesta generada en ese discurso se convertiría en un movimiento a nivel mundial hasta llegar a convertirse en una nueva perspectiva de la psicología contemporánea.
La psicología positiva se refiere a la perspectiva científica que trabaja con aquellos componentes que hacen que la vida sea digna de ser vivida. Se centra en los aspectos de la condición humana que llevan a la felicidad, a la plenitud y a prosperar.
Al contrario de lo que muchas personas piensan, la psicología positiva no se trata de un movimiento filosófico, ni espiritual, ni ejercicios de autoayuda para alcanzar la felicidad. Todos los conceptos y las estrategias con las que trabajan tienen una sólida base científica que los respalda.
Desde que surgió este movimiento, muchos investigadores se han dedicado a responder preguntas que la humanidad llevaba haciéndose durante siglos. Con suerte, nosotros a parte de las preguntas te traemos sus respuestas.
2.1 ¿La felicidad es hereditaria?
Igual esta pregunta te sorprende o igual te la habías planteado desde hace mucho tiempo.
En ocasiones pensamos que nuestra felicidad depende totalmente de nosotros y de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida, cuando realmente eso no es del todo cierto.
David Lykken, genetista conductual y profesor de psicología de la Universidad de Minnesota, se planteó a principio de los años 90 esta misma pregunta y sintió la fuerte necesidad de saber su respuestas. Para ello estudió 4 mil parejas de gemelos, algunos idénticos y algunos mellizos, para investigar los diferentes grados de felicidad que experimentaban y las diferencias que existían entre ellos. Tras el análisis de los resultados del estudio, llegaron a la conclusión de que aproximadamente el 50% de nuestra felicidad es genética, y por tanto no depende de nuestras acciones o decisiones.
En otros estudios posteriores, llevados a cabo por Ed Diener y sus colaboradores, se comprobó que las circunstancias de la vida influyen únicamente en un 10% en nuestra felicidad. Esto quiere decir que solo el 10% de las variaciones entre los niveles de felicidad viene determinadas por las diferencias en las situaciones y circunstancias de la vida.
Por tanto, como la fuente de la felicidad no puede consistir en modificarnos genéticamente, y como tampoco obtendríamos mucho resultado cambiando las circunstancias de nuestra vida, merece la pena concentrar nuestros esfuerzos en el 40% que depende de nosotros mismos, de nuestra manera de pensar y de lo que hacemos.
De esta manera, la felicidad no es algo que este fuera de nosotros o algo que se debe encontrar, sino que depende de nuestros esfuerzos, ya que es un estado mental, una manera de percibirnos y de concebirnos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.
2.2 ¿A que edad se suele ser más feliz?
¿Os suenan los términos “crisis de los 20”, “crisis de los 40”, “crisis de los 10 años de matrimonio”…? Parece ser que los seres humanos tenemos una tendencia a pasar por un número de crisis determinadas a lo largo de nuestras vidas.
Esta claro que no TODO el mundo pasa por TODAS las crisis, como hemos dicho antes, hay personas más propensas y otras que lo son menos. Lo que está claro es que si se habla de estas crisis y se les ha puesto nombre, significa que un gran número de nosotros tendrá que pasar por ellas, o incluso ya las ha vivido.
¿Qué opina la ciencia sobre el tema?¿A caso existe una edad determinada para ser feliz o infeliz?
Según el análisis de 33 años de datos, llevado a cabo por Yang en 2008, sugiere que las personas se vuelven cada vez más felices a medida que envejecen y la felicidad alcanza su punto máximo alrededor de los 60 y 70 años.
Por otro lado, el estudio de 500.000 individuos de América, Europa Occidental y 72 países más, revela una relación en forma de U entre la edad y la felicidad con el nivel mínimo de felicidad en la mediana edad de 35 a 50 años. Este estudio fue realizado en el 2008 por los investigadores Blanchflower y Oswald. Podéis encontrar a continuación una gráfica donde se recogen sus resultados. Con estos datos podemos concluir que realmente sí que existe una tendencia humana general a vivir una serie de etapas que nos producen un estado de felicidad mayor o menor.
2.3 ¿Es el dinero la clave de la felicidad?
Esta pregunta puede que sea la más típica de toda nuestra lista, pero no por ello deja de ser una cuestión interesante de responder.
Todos en algún momento hemos pensado “ojalá poder tener dinero para viajar a Cancún… que feliz sería” o “ojalá pudiera comprarme un cuadro de Van Gogh, me haría super feliz comer mientras lo miro». Pero por otro lado, no paramos de escuchar historias y noticias de gente famosa, que tienen más dinero del que podemos imaginar, y aún así son tan infelices que terminan quitándose la vida.
¿Cómo es posible? Precisamente este tema es tan controversial que ha sido estudiado por una gran cantidad de científicos.
En una investigación realizada por Sarah J. Ward y Laura A. King, profesoras de la universidad de Missouri, en la que estudiaron la relación entre los ingresos mensuales, la satisfacción con la vida y la felicidad, se comprobó que las personas ven el éxito financiero como relevante para sus expectativas de felicidad y otras facetas de su bienestar.
También en 2014, utilizando datos longitudinales de más de 100 países, el investigador Diener y sus colegas demostraron que los países ricos son, en general, más felices que los países pobres. Además, la satisfacción con la vida en la mayoría de los países aumenta a medida que se vuelven más ricos con el tiempo.
Diener concluye, en base a sus estudios, que los ingresos son muy importantes cuando se tienen pocos; es decir, la diferencia entre no tener casi nada y poder tener algo es muy grande. Cómo dijo Tarragona en 2012: “El nivel de satisfacción de una persona que ha estado sin trabajo y después encuentra un empleo de salario mínimo sube mucho; pero el nivel de satisfacción de un millonario probablemente solo aumente ligeramente cuando pasa de tener cinco millones de dólares a tener seis”.
Sin embargo varios estudios, como el realizado en 2014 por los investigadores Dittmar, Bond, Hust y Kaser, han demostrado que aquellas personas que anteponen valores extrínsecos (cómo el éxito financiero) a valores intrínsecos (como las relaciones sociales) resultas ser más infelices y presentan un peor bienestar psicológico.
Por lo tanto, reconocer el papel que tiene el dinero en cuanto a los juicios sobre la felicidad no significa que la riqueza sea la clave de esta. Aunque es una variable que puede facilitarnos el bienestar, no es la variable más relevante de todas.
Si os interesa esta cuestión y os molaría profundizar más en ella, os animamos a ver la siguiente conferencia TEDx en la que Martín Tetaz, economista, habla sobre si es posible comprar la felicidad.
2.4 ¿Practicar mindfulness me hará más feliz?
El mindfulness, también conocido como atención plena, se define cómo la ación de prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación, sin hacer juicios sobre ella.
Durante los últimos 30 años, la práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose a la Medicina y Psicología en toda Europa. Esta disciplina ha sido ampliamente estudiada y se ha demostrado que mediante la práctica de la atención plena podemos conseguir reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físicos y psicológicos asociados a la ansiedad y mejora el bienestar cognitivo.
Los investigadores Felsman, Verduyn, Ayduk y Kross se preguntaron precisamente cómo podría influir la práctica del mindfulness en la felicidad de las personas. Para ello realizaron una investigación en 2017 de la cual obtuvieron 3 conclusiones principalmente:
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- En contraste con la idea de que las personas pasan la mayor parte de su tiempo enfocándose en el futuro o el pasado, los participantes en el estudio se enfocaron abrumadoramente en el presente.
- Centrarse en el presente no hizo que las personas se sintieran mejor de un momento a otro. En cambio, se descubrió que cuanto más positivas se sentían las personas más fácil les resultaba centrarse en el momento presente. Esto explica que cuando nos sentimos bien, es menos probable que tengamos pensamientos catastróficos centrados en el pasado o el futuro.
- Cuantas más personas se centraron en el presente durante el transcurso del estudio, menos se dedicaron a la rumiación negativa, lo que a su vez predijo mejoras en sus niveles de satisfacción con la vida a lo largo del tiempo.
En conclusión, gracias a los datos obtenidos en esta investigación, podemos afirmar que practicar mindfulness puede ayudarte a “sanar” y mejorar la calidad de tus pensamientos. Aunque practicar mindfulness no nos produzca la sensación de ser más felices de forma inmediata, si que resulta una herramienta que te permite mejorar tu bienestar cognitivo, y por tanto psicológico, a largo plazo.
2.5 La importancia de las relaciones sociales ¿Cantidad o calidad?
Durante 75 años una investigación de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) ha buscado la clave de la felicidad. El Estudio sobre el Desarrollo Adulto comenzó en 1938 con 700 hombres jóvenes, algunos de la prestigiosa universidad, otros de barrios pobres de Boston. Durante la investigación se acompañó a lo largo de su vida a esos individuos, monitoreando su estado mental, físico y emocional.
El claro mensaje de estos 75 años de estudio es que las buenas relaciones nos hacen más felices y saludables. Pero Robert Waldinger (4º director del estudio), no se frenó ahí. Durante la charla TEDx donde explicó los resultados de esta gran investigación, especificó tres conclusiones principales sobre las relaciones:
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- Las conexiones sociales nos dan la vida y la soledad mata. Las personas analizadas, que tenían más vínculos sociales (amigos, familia y comunidad), son más felices y viven más que las que tienen menos vínculos. En otras palabras, las personas que están más solas, tienden a ser más infelices. La soledad también provoca que nuestras funciones cerebrales se deterioren antes y que suframos más problemas de salud.
- La clave no está en la cantidad, sino en la calidad. El estudio muestra que las personas más satisfechas con la calidad de sus relaciones a los 50 años, fueron las que tenían mejor salud a los 80 años.
- Las buenas relaciones no protegen los cuerpos, sino los cerebros. Según se comprobó en la investigación, las personas que se sienten protegidas por otro, las que tienen esas relaciones de calidad, son las que conservan los recuerdos más tiempo, por lo que mantienen más años la memoria.
Si os interesa profundizar más sobre esta investigación, os recomendamos que veáis la siguiente siguiente charla TED, donde el propio Robert Waldinger se encarga de explicar las conclusiones de la investigación.
3. Claves para ser más feliz
Ahora que ya hemos respondido a las principales preguntas sobre el estudio de la felicidad, es el momento perfecto para compartir con vosotros una serie de claves con las que podréis trabajar día a día para poder aumentar vuestro bienestar. Por supuesto, todas las claves y actividades que os ofrecemos están basadas en las investigaciones que hemos comentado anteriormente y en otros estudios dentro del campo de la psicología positiva. Dicho esto, coged papel y boli (o la app de notas del móvil sí lo preferís) y preparaos para aprender que hacer, según la ciencia, para ser más felices. ¡Comenzamos con las claves!
Apúntate a actividades de ocio
¿Quieres socializar o conocer a gente nueva pero no sabes cómo?
La opción perfecta para eso es apuntarte a actividades lúdicas donde puedas desarrollar tus hobbies y a la vez conocer a gente que tenga gustos similares a los tuyos. Existen mil actividades que puedes llevar a cabo: puedes hacer senderismo o apuntarte a un club de ciclismo, puedes aprender bachata o a pintar tulipanes en platos de arcilla…
Desde Potencia te animamos a que escribas una lista con todas aquellas actividades que te gustaría realizar y hagas una búsqueda por tu ciudad sobre clubs, disponibilidad, precio etc. para que puedas encontrar la opción que mejor se adapte a tus necesidades.
Haz deporte
Nos sobran motivos para hacer deporte en nuestro día a día. Se han realizado una barbaridad de estudios sobre sus beneficios sobre nuestra salud que todos nosotros conocemos. Pero las ventajas del deporte van más allá de nuestra salud física y la mejora del rendimiento. Se realizó un estudio dirigido por las prestigiosas universidades de Yale y Oxford, en el que analizar a más de un millón de estadounidenses para comprobar si existe relación entre el deporte y la felicidad.
Se pidió a los participantes que contaran cuantas veces se habían sentido mal anímicamente, debido a cualquier tipo de problema emocional o de estrés, en el último mes. Así se comprobó que el número de veces era significativamente menor en aquellos que habían realizado algún tipo de ejercicio físico con regularidad.
A demás, en relación con la importancia de las relaciones sociales, este mismo estudio se concluyó que cuanto más nos haga socializar una actividad física, mayor bienestar mental y felicidad conseguiremos.
Es por eso que desde Potencia te recomendamos que realices actividad física en grupo, varias veces a la semana, ya sea jugando al futbol con unos amigos o apuntándote a una clase colectiva de yoga.
Da igual que deporte elijas ¡¡Lo importante es que te muevas, que te diviertas y que socialices!
Practica la Gratitud
Curiosamente, el hecho de decir «gracias», más allá de pertenecer a lo cotidiano y como se ha venido demostrando, causa una serie de beneficios personales que hacen de este simple hecho (el estar agradecido) una gran receta para maximizar nuestro bienestar.
El acto de agradecer nos permite salir de nosotros mismos y darnos cuenta de todos esos pequeños o grandes factores externos que alegran nuestros días: un día soleado, una persona que mantiene la puerta abierta para que pases, la comida preparada en la mesa…
En un estudio de gratitud, realizado por Robert A. Emmons en la Universidad de California y su colega Mike McCullough en la Universidad de Miami, a los participantes, asignados al azar, se les dieron tres tareas distintas. Todos llevaban un diario semanal: un grupo describía las cosas por las que sentían agradecimiento, otro explicaba todo aquello que les fastidiaba y el último hacía un seguimiento de los eventos neutrales.
Al cabo de diez semanas, los participantes en el grupo de gratitud se sentían un 25 por ciento mejor que los otros grupos, reportaron menos problemas de salud y rendían un promedio de 1,5 horas más. En un trabajo posterior de Emmons con una configuración similar, los participantes que completaron ejercicios de gratitud cada día, ofrecieron a otras personas más apoyo emocional en su vida que los de otros grupos.
Seguro que ahora os estaréis preguntando ¿pero yo cómo puedo practicar la gratitud? ¿Qué puedo hacer?
Os proponemos que veáis este maravilloso video del canal Mayneza, en el que explica cómo realizar una actividad muy sencilla con la que puedes crear el hábito de dar gracias cada día.
Potencia tus habilidades sociales
Cómo hemos resaltado en este artículo, la verdadera clave de la felicidad humana se encuentra en la calidad de nuestras relaciones sociales. Precisamente, el hecho de desarrollar muestras habilidades sociales puede ayudarnos a establecer vínculos más fuertes y sanos con las personas que nos rodean.
Las habilidades sociales se definen cómo el conjunto de estrategias, conductas y capacidades que nos ayudan a resolver situaciones sociales de manera efectiva. Estas habilidades nos permiten expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de modo adecuado a la situación en la te encuentres, mientras respetamos las conductas de los otros. Así, nos permiten mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos.
Desde Potenzia llevamos más de 12 años especializándonos en el tema de la comunicación y las habilidades sociales. Si revisáis nuestra web y nuestro canal de Youtube, podréis encontrar una gran cantidad de artículos y vídeos que os ayuden a comunicaros mejor y potencien vuestras habilidades sociales.
Si piensas que necesitas ayuda de un profesional para mejorar tu forma de relacionarte con los demás, nosotros podemos ayudarte. Ofrecemos packs de sesiones individuales donde te enseñaremos lo necesario para que tus relaciones sociales sean más satisfactorias y saludables. Sí buscas más información ¡no dudes en llamarnos!
De todas formas te dejamos una selección de artículos que pueden interesarte si buscas mejorar tus habilidades sociales. ¡Esperamos que los disfrutes!
Alba Alcoy Sexmilo