En este artículo te voy a hablar de cómo dejar de autosabotearte. Quiero que te lleves 3 claves prácticas y sencillas para dejar de hacerlo.
Para dejar de sufrir de manera innecesaria, para que seas capaz de disfrutar de la vida, de quién eres y de lo que tienes a tu alrededor.
No estás solo/a en esta movida del autosaboteo, es algo totalmente humano.
¿Pero qué pasa? Que estamos acostumbrados a guardarnos el sufrimiento para nosotros solitos.
Comienza por aceptar el autosabotaje, por no juzgarte cada vez que pienses mal.
Y he aquí una pincelada de una clave, la aceptación de tu forma de pensar y de sentir. Primer paso para poder cambiar lo que no te guste de ti.
Sigue navegando por el artículo para que pueda seguir ayudándote a mejorar tu psique.
Primera clave para dejar de autosabotearte: Invertir tu pensamiento negativo… invertir, literalmente.
Ante cualquier situación nuestra mente crea un diálogo interno, una conversación consigo misma de la que no somos conscientes y donde evalúa lo ocurrido.
El diálogo interior es el momento en el que entablas una conversación contigo mismo, con el fin de revisar tus errores, defectos, virtudes y habilidades.
Por lo general, el diálogo interior sirve para analizar lo que ocurre en el día a día.
Esto quiere decir que cada idea, pensamiento y aseveración, tiene en nosotros un impacto; tanto positiva como negativamente.
La formación de ese impacto es a lo que denominaremos diálogo interior.
¿Qué tiene que ver esto con el autosabotaje?
Vamos con un ejemplo, Lucía tiene que presentar su tesis para la cual lleva un año trabajando. Lucía siempre ha tenido miedo a hablar en público porque piensa que va a hacer el ridículo.
Podría enfocar la situación de dos maneras:
La más escogida por los humanos que es estar imaginando una situación hipotética y pensando “voy a hacer el ridículo”, “me va a salir fatal”, etc.
O… reconocer y normalizar ese primer pensamiento negativo ya que va a hacer algo que le genera miedo. En el caso de Lucía, hablar en público.
En la primera situación, Lucia está aumentando las probabilidades de autosabotearse a sí misma y va a estar generando estrés y ansiedad hasta el día de la exposición.
¿Qué ocurre cuando pasa esto?
El estrés supone dificultades para dormir y grandes dificultades para concentrarse, nada que tú no sepas…
Lucía, o va a quedarse sopa preparando la presentación, o bien se va a distraer contando baldosas.
Si quieres saber qué hacer para no ser Lucía, sigue leyendo.
SOLUCIÓN:
Algo que debes de saber es que lo único que hace que ese pensamiento negativo te posea es la importancia que tú le das.
- Y cómo hago tal… pues muy sencillo. Primero:
Aceptar el pensamiento negativo, que suele ser el primero que te viene porque es el miedo verbalizado que genera nuestra cabeza ante lo que supone una amenaza para nosotros.
“No valgo”, “Nunca nadie me va a querer como yo le quiero”, “No voy a llegar a nada en mi vida” … alma de cántaro… la vida da muchas vueltas y las vueltas mucha vida.
Tampoco te agobies, esos pensamientos son algo completamente normal porque son los primeros que te vienen y quien dice primeros dice: crudos, no elaborados, irracionales… ya sabes. Si no te comes el pescado crudo, tampoco saques conclusiones de pensamientos crudos como quien no quiere la cosa.
- Aun así, no es plan de que te quedes de brazos cruzados… cocina el pescado.
Cambia el foco de atención. Ante la misma situación tienes 2 maneras distintas de verlo.
No te centres en que es eso malo que puede pasarte si no sale bien, y céntrate en cómo hacer que eso no ocurra. De ambas maneras no vas a hacer que la posibilidad de equivocarte desaparezca, pero sí jugar con las probabilidades.
¿Quieres saber más? En el siguiente vídeo tienes más ejemplos para gestionar ese pensamiento negativo:
Segunda clave para dejar de autosabotearte: el miedo al error, nuestra mano negra.
La realidad es que gran parte de lo que nos decimos a nosotros mismos está condicionado por el miedo al error.
El miedo ha perdido su función de avisarnos del peligro, y es el propio miedo el que nos amenaza.
El claro ejemplo es todas aquellas veces que has escrito un mensaje y justo cuando lo ibas a enviar, lo has borrado. O mismamente cuando ibas a ponerte ese conjunto que tanto te gusta y no lo has hecho por el qué dirán.
¿Qué amenaza hay ahí? ¿Qué no conteste o que no quieran hablar contigo? ¿Qué te miren los marujos y marujas del banco de la esquina? ¿El “fracaso”?
Cuando postergamos una acción que nos gustaría hacer por miedo al fracaso nuestro cerebro interpreta más de lo que imaginamos.
Realmente nos estamos diciendo a nosotros mismos que no somos capaces de afrontar la situación que desencadena nuestro acto. ¿Te suenan estas frases?:
“No va a salir bien”, “No vales”, “No te queda bien”, etc.
La búsqueda del momento correcto o el dejar que la vida tome las decisiones por nosotros deja un espacio donde no tenemos que tomar decisiones, algo que nos encanta a los seres humanos.
Pero, ¿Hasta qué punto estoy pensando realmente qué es lo mejor para mí? ¿Cuánto estoy perdiendo por no hacer lo que siento o lo que me gusta?
SOLUCIÓN:
Lo que te proponemos es que trates de ser coherente con los valores que te hacen sentir bien. Pregúntate qué es lo mejor y más importante para ti.
Una parte interesante sobre el autoconocimiento es entender cuáles son tus prioridades. Aquí os dejo este ejercicio donde reflexionar sobre cuáles son tus valores.
Nunca va a ser el momento adecuado para enviar el mensaje, mudarte o decirles a tus padres que no quieres ser ingeniera/o, pero si eres coherente con tus valores, siempre estarás tomando la decisión correcta.
Ya que no tomar decisiones por miedo a equivocarse no garantiza dejar de cometer
errores.
Tercera clave para dejar de autosabotearte. SPOILER: No podemos predecir el futuro.
Efectivamente, predecir el futuro es algo que no está a nuestro alcance así que deja de intentarlo (a no ser que seas vidente o tengas una bola de cristal que entonces, te animo a que dejes de leer este artículo)
El motivo de que adelantes acontecimientos es completamente normal. Reside en la necesidad humana de obtener certezas para sentirnos seguros de que nuestra decisión no atenta contra nuestra paz mental.
Pero la realidad es que anticipándonos de más solemos crear un estado de ansiedad y estrés que genera que pensamientos considerados como neutros sean apreciados como negativos. Además de que estos comiencen a ser recurrentes.
SOLUCIÓN
Remarco, por más que lo intentemos (yo la primera), nunca vamos a tener la certeza absoluta de que estamos en lo cierto.
Entonces, ¿por qué no comenzar por aceptar lo incontrolable? Nosotros te proponemos lo siguiente:
Primero: Haz una valoración objetiva de la situación.
Pero tampoco te pases y lo pienses demasiado. Siempre es la excusa infalible para no actuar y permitir que el inconsciente nos convenza de que no estamos preparados para hacerlo.
Segundo: Actúa. Atiende, en este caso, a tu parte más emocional. Más primitiva.
Al final nunca llega el momento adecuado, si no un momento en el que lo haces y luego ya ves cómo gestionas lo ocurrido. Pero si esperas, nunca llegará el momento y tu cabeza estará interpretando que realmente tu pensamiento de “no sirvo” o “no valgo” es cierto.
Tercero: Tras tomar una decisión complicada reconoce, acepta y acoge la incertidumbre. Has de ser paciente con todo aquello que esté sin resolver y, sobre todo, persona no-vidente no anticipes la respuesta sí no vas a ser capaz de vivir el proceso todavía.
No existe posibilidad de comprobar cuál de las decisiones es la correcta. El ser humano lo vive todo a la primera y sin preparación. Un cuadro sin borrador.
Cada elección que tomes es una renuncia. Todo aquello que no hagas, es algo a lo que estarás renunciando.
No autosabotearse conlleva un lujo que pocos se pueden permitir: paz mental.
Permítete vivir y permítele a tu mente dormir sabiendo que por ti no ha sido, que has hecho todo lo posible.
PERO RECUERDA… muchas veces no vas a conseguir lo que quieres, pero si atiendes tus necesidades y eres coherente con tus valores tu autoconcepto y autoestima se verán potenciados independientemente de que salga bien o mal.
DATO:
Cuando tomamos una decisión arriesgada nuestro cerebro desprende adrenalina y eso puede estimularnos para conseguir retos asombrosos.
CONCLUSIÓN
Si algo nos sale mal, en lugar de pensar y analizar el por qué, nos comemos la cabeza pensando en qué hemos fracasado, y nos bloqueamos. Entramos en un bucle que nos impide avanzar y por eso nos autosaboteamos.
Literalmente, nuestro cerebro deja de funcionar al 100% ante una situación de estrés.
Tal vez comprender que el error y los pensamientos negativos forman parte del ser humano es un buen comienzo para normalizar el error.
Solo así el miedo al fracaso se desvanecerá tan rápido como mejorará tu salud mental porque recuerda… el fracaso es inevitable así que: si no puedes con tu enemigo únete a él.