Desde una perspectiva cultural, el narcisismo se puede entender como una pérdida de los valores humanos (ausencia de interés por el entorno, por la calidad de vida y por las demás personas).
Una sociedad que sacrifica su medio natural para embarcarse en la búsqueda continua de dinero y poder, de placer y desenfreno, de admiración y estatus social va perdiendo la sensibilidad hacia las necesidades humanas.
Cuando la riqueza ocupa una posición superior al de la sabiduría, cuando se admira más la fama que la dignidad, cuando el éxito es más importante que el respeto a sí mismo; la cultura misma sobrevalora la “imagen”, por tanto se le considera narcisista.
También te puede interesar:
- ¿Qué alimentos son los más beneficiosos para el cerebro?
- ¿Qué podemos comer para disminuir la ansiedad?
- Runner, ¿Cómo prepararte para tu carrera?
- Lactancia materna, ¿La naturaleza es sabia?
- Sistema de recompensa; el placer en el cerebro
- Neurofelicidad, la felicidad escrita en nuestro cerebro
El narcisismo del individuo refleja el de la cultura presente. Es difícil separar la cultura del individuo, ya que nuestra cultura se forma en base a nuestra imagen, y nosotros, adoptamos la forma que esa cultura nos impone.
Narcisismo: La era de la vanidad.
La imagen nos acompaña constantemente, es difícil determinar cuántas veces al día nos miramos en un espejo, de forma involuntaria o voluntaria. La sombra de nuestro reflejo nos persigue por la ciudad y también en casa; somos esclavos de nuestro yo-reflejado, y ello hace latente el componente narcisista que todos llevamos dentro.
Los medios (publicidad, comunicación, etc.) suelen explotar la vanidad para conectar con el público. Seguramente, todos recordamos el relato de aquel joven presumido que se enamoró de sí mismo al ver su reflejo en el río.
Todos hemos sido testigos de cómo el mito de Narciso, ha sido retratado durante siglos en la publicidad, el cine, la literatura y el arte.
Este relato mitológico está basado en la belleza superflua, el ser vacío, carente de valores y centrado en su propia persona; rasgos que identifican a la sociedad actual, y con ello a los individuos que la componen.
Primero yo, segundo yo y tercero… yo.
Desde una perspectiva psicológica, el narcisismo se ha estudiado desde distintas metodologías y escuelas de la psicología. Desde el psicoanálisis, Freud desarrolló un estudio minucioso sobre este tema en su obra” Introducción al Narcisismo”, la cual es un referente en el estudio y desarrollo de las teorías sobre el narcisismo.
Las categorizaciones y clasificaciones son siempre contraproducentes al hablar sobre un problema, ya que dogmatizan y condicionan las ideas y el comportamiento. Pero en este caso, para entender mejor este tema, describiremos una serie de características atribuidas a los individuos/as narcisistas, extraído del artículo “A nine headed Hydra” (Bruce Stevens):
Tipos de narcisismo
El/la dependiente. Necesidad compulsiva de ser amado que provoca una gran insatisfacción. Esto suscita un gran miedo al abandono y al rechazo.
El/la perfeccionista. Idealiza el amor y a la persona amada, a la que no permite ningún tipo de imperfección.
El/la poderoso/a. Se caracterizan por tener una personalidad ególatra, se presentan a sí mismos con una opinión muy elevada sobre sí mismos. Se definen por un enorme afán de poder y por alardear de sus logros y éxitos.
El “cuerpo”. La autoestima queda reducida a la imagen que proyectan y pretende ser objeto de admiración del resto. La perfección física se convierte en el arma principal para resolver cualquier problema; por esto, se atribuye una preocupación desmesurada por su imagen sexual.
El furioso/a. Sufre de crisis de histeria debido a la hipersensibilidad que muestra ante cualquier ofensa real o imaginada. Esta incapacidad para controlar sus reacciones oculta tristeza, vergüenza o desesperación.
El fantasioso/a. Es aquél que huye de su realidad hacia un mundo interior, poblado de fantasías megalómanas de belleza, admiración, amor, éxito, etc. Sienten necesidad de sentirse grandiosos, únicos y especiales.
El/la mártir. Su identidad se construye alrededor del hecho de ser una víctima o un superviviente. Su propio dolor se convierte en el rasgo por el que, a su juicio, deben ser admirados.
Encantado de haberme conocido.
En los tiempos que vivimos, la exaltación del narcisismo se ha transformado en una de las claves para entender las circunstancias del mundo actual.
La sociedad postmoderna lleva como consigna el mantenerse joven y hermoso, también el enaltecimiento del placer individual y el cuerpo que actúan como principales valores del sujeto hedonista aislado del mundo real.
<<Los narcisistas nos irritan quizá más todavía que los perversos. Puede ser porque podemos soñarnos objeto de deseo de un perverso, mientras que el narcisista no tiene más objeto de deseo que él mismo>>.
Las fantasías de grandeza y ambición desmedida conviven con profundos (y a menudo inconscientes) sentimientos de inferioridad y, en consecuencia, una excesiva dependencia de la admiración y aclamación externa.
La prepotencia y la arrogancia, rasgos de un individuo narcisista, unidas a una apariencia de gran seguridad e invulnerabilidad, generan sujetos que destruyen su entorno desde la tiranía y el despotismo.
El príncipe de los narcisistas.
Salvador Dalí insinúa en “Diario de un genio” que el fantasma del genio sólo se asienta en aquellas mentes privilegiadas que son capaces de romper con todo vínculo emocional y afirmarse como principal perspectiva en el mundo; sólo por medio del egocentrismo y del narcisismo el genio llega a comprender que la oposición sujeto-objeto carece ya de sentido.
El resultado de tal descubrimiento se materializa en la lectura de viejos textos, la contemplación de las viejas obras, la autoadmiración y la afirmación positiva del sujeto.
El narcisismo individual sería el camino para dar rienda suelta a todas las obsesiones, una condena feroz al igualitarismo y una sumisión destructiva a la autodivinización.
El bello Antonio y la Dolce vita.
En la película “El bello Antonio”, dirigida por Mauro Bolognini y escrita por Pier Paolo Pasolini (Basándose en la novela de Vitaliano Bracanti); el protagonista interpretado por Marcello Matroianni, provoca la admiración y el deseo de prácticamente todas las personas de su alrededor. Es caracterizado como un joven guapo, rico y le precede una fama de conquistador y seductor.
La familia de Antonio lo obliga a casarse con una bella joven de la alta burguesía llamada Bárbara (Claudia Cardinale). El personaje cae totalmente rendido ante la belleza de la joven, pero Bárbara poco a poco irá descubriendo que la fama de Antonio como apasionado amante es sólo un mito, corre la voz por el pueblo y él se convierte en el hazmerreír de toda la localidad.
La belleza del protagonista esconde un ser inseguro y vulnerable, cuyos temores y tormentos se reflejan en la impotencia sexual. En esta idea se manifiesta el narcisismo contemporáneo por el enaltecimiento del poder de lo viril.
En la película “La dolce vita” de Fellini, Anita Ekberk interpreta a una diva del cine, rodeada de joyas, elegancia y lujo. La cautivadora joven es centro de atención de los medios de comunicación y disfruta posando ante los fotógrafos y cuantos la miran embelesados. En un primer momento, se nos presenta como la materialización del hedonismo y la vanidad, pero resulta ser el único ser auténtico y real en un mundo de falsedades y apariencias.
«Hay que admitir que si el corazón tiene sus razones que la razón desconoce, es porque ésta es menos razonable que nuestro corazón. Sin lugar a dudas, todos somos Narcisos, que aman y detestan su imagen, pero a quien cualquier otra es indiferente.
Es este instinto de semejanza el que nos conduce por la vida, gritándonos ¡alto! ante un paisaje, una mujer, un poema. Podemos admirar otros, sin sentir esa sacudida.»
Raymond Radiguet (El diablo en el cuerpo)
Referencias bibliográficas.
Green, André (1990). Narcisismo de vida, narcisismo de muerte. Ediciones: Amorrortu. Madrid, 1999.
Radiguet, Raymond (1921). El diablo en el cuerpo. Ediciones: El doctor Sax. Valencia, 2016.
Stevens, Bruce(2008). A nine headed Hydra.
Es verdad todo esto, y a veces no somos conscientes!
El título me cautivó, y la forma de expresarse me mantuvo en hilo durante toda la lectura, gran verdad!!PRECIOSA REFLEXIÓN! Deberíamos aprender de los valores de otras culturas, pues es cierto que la cultura occidental peca de individualista, perdiéndose la esencia de lo mas humano, de lo mas social.
El ser humano es bueno por naturaleza, siendo la sociedad quien lo corrompe??(Rousseau) o el ser humano es malo por naturaleza y es el entorno social quien actúa como mediador /controlador del egoismo ?? (Maquiavelo)
Agradecida de leeros! Mucha paz!