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Buen jefe. Todos las personas que gestionan equipos ambicionan con serlo. Yo, además de ser psicólogo y formador de formadores y conocer la teoría al dedillo, llevo desde los 21 años liderando equipos y proyectos.

En este mismo momento estoy dirigiendo el proyecto Psicología y Comunicación y soy el director de cuentas de Tejedorpublicitario.com.

Dos equipos en los que tengo que convertirme en líder cada mañana para que los objetivos se cumplan.  Creo que hasta el momento lo estoy haciendo bien y no niego que tengo miedos,  y mi equipo los conoce. Pero sobre todo, me dejo guiar por esas ilusiones y deseos que se esconden tras cada miedo.

Aquí en este artículo quiero exponeros el cómo mi forma de liderar hace que nuestro barquito lleno de ilusiones siga navegando y no se hunda por muchas turbulencias que puedan haber. Os quiero exponer mi forma de liderar y algunas claves para ayudaros a convertiros en un mejor jefe.

BUEN JEFE, VALE…¿QUÉ ES SER EL JEFE DE LA EMPRESA?

Las principales dos visiones tienen la principal diferencia en poner el foco en la funcionalidad o en la jerarquía. Es decir, si se trata de una cuestión de autoridad con respecto a un grupo o en si para que el resto de las tareas se lleven a cabo se necesita previamente su trabajo.

Ser el jefe de una empresa puede, principalmente, refugiarse en dos visiones. La principal diferencia de estas dos visiones dependerá de dónde se pone el foco, si en la funcionalidad o en la jerarquía.

Es decir, por un lado, la visión referente a la funcionalidad, donde el jefe lo es denotando autoridad con respecto a un grupo, encomendándole unas determinadas y específicas funciones. O por otro lado, la visión referente a la jerarquía, donde el jefe tiene que elaborar determinada actividad previa para que el resto de tareas también puedan llevarse a cabo posteriormente.

A fin de cuentas lo que sí que comparten todas las visiones es que un jefe será aquel que tiene responsabilidad con respecto a un resultado

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ERRORES COMUNES QUE COMETEN LOS JEFES

No conocer los problemas de sus trabajadores

Es habitual que algunos directivos hayan llegado a sus puestos sin pasar previamente por realizar las tareas que hacen cada día sus trabajadores. Ese desconocimiento provoca siempre una mala dirección. El esfuerzo que conlleva una tarea, la cantidad de tiempo, la preferencia de tu equipo por unas tareas u otras sólo puedes conocerlas si las has ejecutado en algún momento, o si al menos tienes un conocimiento amplio sobre dicha tarea.

Uno de los principales errores a la hora de dirigir es no hacer el esfuerzo de conocer el trabajo de tu equipo. Si sólo diriges desde tu perspectiva de su puesto de trabajo, nunca vas a ser un buen líder, pues no conoces su mundo, sus dificultades, su percepción de su puesto y de su valoración de sus tareas y de su importancia en la empresa.

Cómo prevenir este error:

  • Un buen líder debe haber conocido los puestos a los que dirige.
  • Hacer un buen análisis del puesto de trabajo con las tareas, condiciones, dificultades y perfiles de los puestos a los que diriges.
  • Entrevistarse periódicamente con tu equipo para conocer sensaciones, mejoras y dificultades con la intención de la mejora constante del funcionamiento del equipo.

No saber motivar

En algunos sectores donde se necesita un conocimiento técnico muy elevado, se decide quien lidera un grupo por su capacidad técnica. El que más conoce de un determinado tema. Eso se convertirá en un problema, porque las personas no solo necesitan una motivación técnica para ver a alguien como una  autoridad sino también una motivación emocional y personal.

Un buen jefe debe tener la capacidad de conseguir compromisos de esfuerzo, de sacrificio, de creatividad, de respeto y de energía por parte de su equipo. Si tienes un perfil muy técnico y esa ha sido tu forma de convertirte en jefe tienes que recordar que tu desarrollo profesional no acaba con la parte técnica.

Cómo prevenir este error:

  • Elegir líderes por su componente personal y no técnico. Si por ejemplo promocionas al que más vende, puedes estar perdiendo un buen vendedor y adquiriendo un mal director.
  • Que él jefe pase tiempo con su equipo para poder conocer los matices personales y encontrar que motiva a cada uno de ellos. La motivación 1+1.
  • Formar en liderazgo a los perfiles técnicos que deban ocupar puestos de responsabilidad.
  • Se consciente de las fortalezas que el trabajador tiene, nómbraselas y coméntale cómo podría mejorar.
  • Pregúntales a los propios trabajadores sobre los problemas que ven en sus tareas o en los resultados e incentiva que piensen en soluciones.

Ser agresivo  o huir del conflicto

Ser jefe no tiene porque ser sencillo o un paseo en barca. De hecho asumir un compromiso con liderar es también asumir la certeza de que voy a vivir momentos incómodos, tensos y difíciles. Porque ser jefe es ser motor de cambio. Cambio en la manera de hacer las cosas, corregir conductas poco eficientes, dar pasos estratégicos distintos y mucho más.

Si mi manera de proponer cambios es desde la agresividad, o mi manera de corregir es agresiva el cambio no se va a consolidar porque mi equipo no se va a sentir motivado para ello. Si por el contrario no me siento cómodo en el conflicto y la tensión y lo evito, soy un mal jefe, pues tengo la obligación de generar esas mejoras y cambios. A ese punto intermedio se le llama asertividad.

Cómo prevenir este error:

  • Cambiando el paradigma de la comunicación. La tensión de dos opiniones contrarias, la incomodidad es algo positivo para ti y para tu equipo. Eso sí, desde la empatía y la valoración por el otro.
  • Preparando los mensajes importantes que quiera comunicar con tiempo y de manera estratégica usando esta fórmula.

No delegar

Muchas veces por el simple hecho de ser jefes asumimos muchas, por no decir todas las responsabilidades de nuestra empresa. Nos cargamos todo a la espalda, llenamos nuestra mochila de tareas, y tareas, y más tareas. Esa mochila se llena de las antiguas y de las nuevas.

Uno de los problemas de esto es que la calidad disminuye, otro problema es que por efecto “bola de nieve” las taras de cada actividad se van juntando y terminan convirtiéndose en un problema mayor, otro problema es la misma ansiedad que nos genera ser responsables de todas esas tareas, proyectando en muchas ocasiones esos estados negativos en el resto del equipo.

La falta de delegar muchas veces nace de la falta de confianza en nuestro equipo.  Si conocemos nuestro equipo, así como sus capacidades, nos será más fácil delegar.  Esta acción además ayuda a que cada trabajador se comprometa con sus labores se responsabilice de ellas y que se sienta motivado a hora de optimizar los resultados.

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Tenemos que aprender a delegar y a confiar en quienes delegamos, para mejorar la calidad de las tareas, los resultados de las mismas, para generar compromiso en nuestro equipo y para evitar invadirnos de la presión por las excesivas responsabilidades laborales.

Cómo prevenir este error:

  • Desglosar todas las actividades que se realizan en la empresa acompañado de otros trabajadores o del resto de compañeros de trabajo.
  • Asignar directores encargados de dirigir cada sector donde se desarrollen tareas específicas en función de su eficacia laboral y de sus características personales.
  • Establecer plazos para la entrega de cada tarea

Un jefe ausente

Si tu rol de líder se convierte en dejar de formar parte del equipo entonces la capacidad de liderar desaparecerá, tu misma figura se disipará.  Es difícil que los trabajadores se comprometan con los valores de la empresa o con sus propias tareas si la persona que las encomienda solo se conoce en mínimas ocasiones o a través de las palabras de otras personas.

Un jefe cobra fuerza cuando se involucra en sus proyectos, cuando se deja ver, cuando baila por todos los niveles de la empresa.

Un buen jefe es aquel que se comunica con sus trabajadores y el que tiene en cuenta todas las dinámicas que puedan surgir, que se preocupa visiblemente de los conflictos que surjan en el entorno laboral, y que deja que sus trabajadores puedan comunicarse.

Cómo prevenir este error:

  • Conoce las funciones de cada trabajador e interésate genuinamente por sus vidas
  • Realiza quedadas semanales, a poder fuera del entorno laboral.
  • Pregunta sobre la opinión que tienen de la empresa

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¿CÓMO SER UN BUEN JEFE?

EL PROYECTO ES DE TODOS

  • Usa el plural

La perspectiva del nosotros es una herramienta. Esta herramienta promueve que se tengan metas comunes, logrando que se quiera cooperar. Esto además de hacer partícipe al trabajador, hace que este se invada de emociones agradables.

Ejemplo: “Tenemos que solucionar el descenso de facturación que está habiendo, ¿qué crees que podríamos hacer?

  • Promueve la implicación de cada parte

Ellos son a tu proyecto lo mismo que tu proyecto a sus vidas. Si les das, darán.  Permítete confiar en tu equipo, y que ellos aprecian esa confianza que tú estás poniendo en ellos. Intenta verbalizar cuáles son tus expectativas respecto al trabajo que llevarán a cabo y anticipa las consecuencias y resultados positivos.

  • Asume alguna de las tareas menos agradecidas:

Quizás por el simple hecho de ser jefe te toque hacer un sobre-esfuerzo.  Además de asumir ese tipo de tareas, intenta verbalizar tus intenciones de porqué estás asumiendo esas actividades y los beneficios para ellos.

  • Democratiza alguna toma de decisiones:

Es muy saludable comunicar las decisiones para sopesar las consecuencias positivas y las negativas.

Si expones y anticipas las futuras acciones o los intentos para solucionar problemas, conseguirás que los trabajadores se sientan parte de esas acciones alimentando su motivación y compromiso porque los resultados sean positivos. Además si estos resultados terminan siendo positivos el equipo se sentirá identificado y les invadirán emociones positivas.

No solo será bueno para el equipo, sino para ti mismo, pues amplias la perspectiva. El brainstorming (lluvia de ideas) es una herramienta muy eficaz a la hora de tomar decisiones.

  • Delega

No tengas miedo de delegar, desglosa todas las actividades que se realizan en tu empresa, apreciando cuáles son posible delegar.

  1.  Primero observa tu plantilla de trabajadores, aprecia qué hacen, y en base a su forma de trabajar y a sus características de personalidad, asígnales determinadas tareas.
  2.  Reúnete con ellos, y antes de verbalizarles esa asignación, escúchales y déjales qué sean ellos los que decidan sobre las tareas que les gustaría realizar.
  3.  Si es la primera vez que pones en marcha la delegación, comienza por delegar tareas simples y alcanzables a cada trabajador, con la posibilidad de aumentar esa repartición en un futuro.

SÉ UNA AUTORIDAD

  1. Debes ser inspiración en actitud y aptitudes. No te duermas. Sólo seguirán a quien consideran que les puede llevar al éxito.
  2. Llega el primero. Vete el último. Si quieres que les haga ilusión venir al trabajo, debemos trasmitir la sensación de que nosotros estamos igual de ilusionados que lo que nos gustaría que ellos estuvieran.
  3. Trae ideas nuevas. Innova. No descuides tu talento. Mímalo y riégalo hasta convertirlo en tu principal arma para convertirte en un jefe.
  4. Corrige lo que consideres desde la asertividad. Tu equipo debe conocer que cosas son innegociables y cuando tu postura es firme.
  5. Atrévete a falla Comunica esos errores y comunica los aprendizajes que recoges de los mismos. Haz que ellos indirectamente aprendan de tus errores para evitar que los cometan. Tus aprendizajes les servirán de inspiración, como ejemplo también de superación.
  6. Fórmate. Sin inquietudes no eres admirable. La gente necesita admirar a un líder. Necesita que las directrices que reciba tengan cierta consistencia teórica y moral. El primer motivo de desmotivación en España es el conflicto con los superiores inmediatos.
  7. Asume tú las responsabilidades de los errores. Esto les ayuda a confiar y a sentirse seguros, con ganas además de probar y atreverse, a superar sus barreras, y a fin de cuentas, a crecer. Que los trabajadores sientan su lugar de trabajo como un espacio de crecimiento aumenta su motivación y su compromiso con ese espacio.

 

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AGRADECE

Sin tu equipo sólo serías una persona hablando sola. Imáginate a Guardiola gritando a un campo vacío de fútbol. Independientemente de lo gracioso de la imagen, no tiene ningún sentido. No pierdas esa perspectiva. Tu equipo hace realidad tu proyecto y te hace realidad a ti.

Desarrolla la capacidad de admirarles. La sensibilidad se entrena. Del mismo modo que alguien que no entiende de arte va adquiriendo más perspectiva cuanta mayor es su experiencia, tu capacidad de identificar las cosas que te aportan será mayor cuanto más tiempo hayas dedicado a observar y encontrar lo que les hace únicos.

El agradecimiento es un refuerzo positivo básico que ayudará a que la conducta se afiance. ¿Te suena el perro de Pavlov?

El hecho de premiar a tus trabajadores por algo que hacen bien, promueve que realicen aquellos actos por los que han sido reforzados.

NO SEAS SOLO UN JEFE

Que conozcan a la persona.  Permite a tu equipo conocer quien se esconde tras esa versión tuya de trabajador.

Quizás hayan esquemas relacionales laborales lo suficientemente rígidos para que no resulte fácil cambiar el tipo de conversaciones. ¡pero no es imposible!

El simple hecho de preguntarles qué tal con la familia, o preguntarles porqué eligieron los estudios que le llevaron a estar ahora donde están permiten que se habrá una conversación mucho más nutritiva y vinculante. Y si además en las mismas preguntas añades tintes emocionales como qué le hace sentir ese trabajo O qué es lo que más le gusta de la labor que desempeña, lograrás vincularte de manera más rápido con ellos. Lograrás conocerlos.

Tienes dos opciones, preguntarles, intentando que sean ellos los que inviertan para conocerlos, o ser tú quien invierta y quien se de a conocer.

El intentar conocer a tus trabajadores y que estos te conozcan a ti no solo sirve para mejorar la calidad de las relaciones, sino para que el lugar de trabajo sea mucho más cómodo y brinde un espacio para alcanzar el bienestar intrapersonal.

No tengas un rol rígido de jefe. Eso está más anticuado que las coca-colas sabor mora.  Se ha comprobado que los jefes y líderes transformacionales son los que mejor funcionan en la empresa. Mejoran los resultados y beneficios, y aumenta la eficacia y eficiencia de los mismos trabajadores.

Así que te animo a que hagas actividades outdoor.  Sal del espacio habitual de trabajo, las emociones que afloran fuera del entorno laboral se extrapolan a ese espacio habitual de trabajo.  Si te resulta complicado salir con el equipo fuera del contexto de trabajo, te aconsejo que al menos dentro de la oficina realices otro tipo de actividad, que sirva de desconexión y de desahogo. Este tipo de actividades ligadas a un cambio de contexto va unido al consejo anterior, de permitir que te conozcan y de que tú mismo conozcas a tus trabajadores. En una actividad outdoor resulta más cómodo invertir emocionalmente para conocer a quien tenemos delante.

Unido también a lo anterior, comparte algún espacio personal con tu equipo. Invítalos a alguna fiesta, dando espacio para que no tengan que ejercer ningún rol.

Solemos tener preconcebidas algunas ideas de cómo un jefe debe ser, y muchas de esas ideas no son las más adecuadas, pues no se acomodan al tiempo actual, y porque además están invadidas por creencias distorsionadas.

Te animo a que pongas en marcha los consejos que te he dado en este artículo, los cuales no solo están fundamentados en base a mi experiencia, sino que están respaldados por otros estudios y por la observación de empresas que en la actualidad funcionan óptimamente.

¿Quieres mejorar tus habilidades de liderazgo?

Atrévete a romper esquemas y a intentar convertir tu lugar de trabajo en un lugar nuevo de crecimiento y transformación.

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