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Felicidad plástica

La industria de la felicidad se ha convertido en uno de los negocios con más éxito y beneficios en la actualidad (libros de autoayuda, audios, etc.). Nos plantean que si no estás feliz con tu vida debes buscar todos los medios físicos posibles para ser feliz de forma rápida y programada; que si no eres feliz, no eres nadie en esta vida, no cumplirás tus metas y serás un ser marginal.

Es importante saber que la tristeza o la frustración son una parte sustancial para que se pueda desarrollar la felicidad, son complementarios y siempre están en interacción. Es la constante batalla de la condición humana.

La interacción entre  tristeza y  felicidad es de vital importancia para el ser humano, ya que nos enseña que el presente es lo que importa, que hay que darle significado tanto a las malas vivencias como a las buenas y que hay aprovechar al máximo cada momento que nos dé esa felicidad, que para cada persona es una cosa totalmente distinta.

La felicidad debería ser un estado de paz y autoconocimiento por el que pasan también la tristeza o la ira, aceptándose como partes de la vida y a veces hasta de sacrificio voluntario.

Yo te vendo felicidad, tú me la compras

La presión del mundo capitalista conspira para que busquemos la felicidad como la aspiración más importante en nuestra existencia. Fuera de este sistema nos encontraremos ante un desierto de desesperación, pero dentro, el mejor de los mundos posibles.

Se administra la vida de los individuos para proporcionales una vida agradable en un mercado que puede ofrecerles todo tipo de satisfacciones para sus demandas. Se convierten en clientes y objetos pasivos de deseo de un sistema, que los manipula para gestionarles una vida “sana”.

El holograma de la felicidad

La concepción que tenemos de la felicidad es una vaga ilusión que nos impide realizarnos plenamente, ya que nos induce a no aceptar o ser totalmente intolerantes al sufrimiento y la desdicha.

El filósofo Kant hace una descripción de la felicidad desde el punto de vista de la razón. La felicidad formaría parte de una ecuación dónde están involucradas la racionalidad, la moralidad y la “sagacidad”.

La sagacidad sería la habilidad para elegir los medios que nos permitirían conseguir la mayor cantidad posible de bienestar propio. También es un talento natural para detectar los más sutiles indicios por los cuales puede rastrearse la verdad. La verdad nos hace libres y la libertad es uno de los principios fundamentales de la felicidad.

“Realmente no queremos aquello que pensamos que deseamos”

Lacan nos dice que la felicidad se sustenta en la incapacidad o falta de disposición del sujeto para hacer frente plenamente a las consecuencias de su deseo: el precio de la felicidad es que el sujeto se queda atrapado en la inconsistencia de su deseo.

En nuestra vida diaria, deseamos (o pretendemos desear) cosas que no deseamos realmente, de modo que, en último término, lo peor que nos puede ocurrir es que logremos los que oficialmente deseamos.

Esto quiere decir que disfrutamos del proceso que nos lleva a esa felicidad, cuando obtenemos aquello que deseábamos, constatamos tristemente que ya no nos satisface de la manera idílica que imaginábamos.

Por tanto, intentamos constantemente evadir nuestra realidad para ser felices, sin tener en cuenta, que la felicidad está en todas partes y en ninguna en concreto; solo depende del sentido que le damos a nuestra realidad.

YouTube video

En el video Slavoj Zizek , ““Realmente no queremos aquello que pensamos que deseamos”.

Un mundo feliz

En la obra “Un mundo feliz” (Aldous Huxley), se presenta un mundo que no da cabida al azar, donde las personas se producen en serie, tienen garantizado el confort y la satisfacción de los únicos deseos que están condicionados a experimentar, pero donde se ha perdido la razón para vivir.

Se producen seres humanos, en el sentido industrial del término, en fábricas especializadas (centro de incubación y condicionamiento), donde cada uno tiene tareas especializadas asignadas y que son indispensables  para una sociedad obsesionada con la estabilidad.

Se trata de un mundo en el que reina la felicidad y el aparente bienestar. El sufrimiento se ha erradicado de la sociedad, pero ha sido a costa de la libertad individual.

La felicidad prefabricada, producto de una mentira que oculta la realidad y embrutece la razón humana:

La gente es feliz; tiene lo que desea, y nunca desea lo que no puede obtener. Está a gusto; está a salvo; nunca está enferma; no teme la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben; no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de otro modo que como deben obrar.

Carecer de algunas de las cosas que uno desea, es condición indispensable de la felicidad.

Bertrand Russell

Un nuevo artículo que nos regala nuestra compañera Beatriz Durán, psicóloga clínica. Cada mes, Beatriz, escribe una brillante publicación para nuestra web. Si te ha interesado esta publicación, os recomendamos: “Adicción a internet, ¿Invención o afición patológica?” y “¿Cómo afrontar los problemas? Claves de la Resiliencia“.
Actualmente, Beatriz trabaja en su proyecto Humans Psicología, del que podéis saber más accediendo al enlace. También podéis encontrarla clicando en el siguiente enlace de facebook.

.Referencias bibliográficas

Huxley, Aldous (1932). Brave New World. Harper Collins Publishers. London, 1998.

Kant, Immanuel (1785). Fundamentación mentafísica de las costumbres. Ediciones: Alianza editorial. Madrid, 2012.

Zizek, Slavoj (2005). Bienvenidos al desierto de lo real. Ediciones: Akal. Madrid, 2007.

Join the discussion 6 Comments

  • Antoni dice:

    Muy buen artículo. Estoy de acuerdo en que hay actualmente una tiranía de la felicidad, y que el sistema capitalista lo provoca directamente. Igualmente agradezco que no se cite en esta tiranía a la Psicología Positiva, que poco tiene que ver con el «pensamiento positivo», fruto directamente de este sistema.

    En todo caso hay muchas perspectivas sobre la felicidad. Me han parecido coherentes las palabras del filósofo del vídeo, aunque esta es una forma de mirar, sensata y bien argumentada, sobre el tema. Pero es su forma de enfocarlo. Por ejemplo cuando habla de esas tareas que nos absorben y que no necesariamente nos hacen estar «contentos» o que son solo goce, se refiere al concepto de flow de Mihaly Csikszentmihalyi, o el estado óptimo de activación.

    Es difícil tener momentos de felicidad si no se tienen momentos de tristeza, igualmente necesarios y saludables (aunque nos gusten menos). Nos ayudan a saborear cuando estamos en ese tránsito a acercarnos a ser más libres, más cercamos a cómo nos gustaría ser y a todo aquello que nos gustaría experimentar.

    Por ejemplo, las personas vienen a la consulta con el propósito vago de ser felices. Algunas acuden con el objetivo de ser menos infelices, que no es lo mismo… pero se acaban encontrando con que acaban siendo más libres, y el terapeuta puede ser un facilitador para ello ¿Somos pues «ayudadores» en esta libertad? Estoy convencido de que sí.

    Un saludo a Beatriz, a Álvaro y a todo el equipo de PyC, felicidades por vuestra labor, amics.

  • Beatriz Dúran dice:

    Hola Antoni, gracias por tus palabras. En ningún momento he querido relacionar psicología positiva con este ensayo sobre la tiranía de la felicidad. De todas formas podríamos tener un debate largo y extendido, ya que cómo tu bien sabrás, en esta escuela se inmiscuyen muchos mesías de dudable profesionalidad y formación, con profesionales de primera mano como en tu caso.

    Por otra parte, Slavoj Zizek habla de aquel deseo que cuando se logra, muere automáticamente. En el momento que muere ese deseo, somos conscientes de la inconsistencia de él, por tanto nos ayuda a romper con las cadenas y liberarnos de la constante lucha contra la insatisfacción, nos hace libres de aquel deseo. Lo más paradójico, es que siempre nos surgen nuevos deseos como una idealización máxima de felicidad, por tanto es importante disfrutar el proceso que nos lleva a eso tan deseado, aunque nunca se obtenga.

    Un gran abrazo Antoni!

  • Pasión dice:

    Interesante visión. Me siento muy identificado en cuanto al aspecto de la «búsqueda» de la felicidad y siempre he creído que es uno de los temas que más me cuesta porque siempre voy buscando algo nuevo. Aun que viendo un poco tus palabras puede que mas que búsqueda de felicidad sea un deseo por experimentar aventuras nuevas.
    Puede que de alguna forma no sabemos lo que es exactamente la felicidad, no la tengamos bien definida, y por eso cada día estamos en esa búsqueda sin saber realmente lo que buscamos.
    En cualquier caso, creo que es una reflexión muy interesante y da bastante que pensar.

    Un saludo.

  • Mercedes dice:

    Yo creo que a tristeza, el miedo, la frustración, etc. son elementos que sirven para crecer, que ayudan a entender lo que tenemos que cambiar en nuestra vida para que sea mejor, muy buena aportación, gracias 🙂

  • franz dice:

    No me parece apropiado citar a zizek y posteriormente a Russel, pasar de un exponente de la palabrería barata como zizek a un filosofo analítico. Y eso no es nada, en realidad quería puntualizar que me pareció incomodo argumentativamente, lo peor es que acá no hay ninguna reflexión que un joven con mediana idea del funcionamiento de las emociones, no pueda hacer. No encuentro le mínimo conocimiento útil, encuentro más bien subjetividad a medias y un tono metafórico, relaciones entre conceptos que no se están definiendo, como «felicidad y libertad» cómo generar proposiciones analíticas validad si no se definen puntualmente los componentes de una relación o categorización racional? , acá veo más pseudoprosposiciones metafísicas y subjetividad, que en realidad parece más un conocimiento doxático que uno epistémico. Gracias

    • Beatriz Durán dice:

      La verdad es que mi intención no era hacer una guía para el funcionamiento de las emociones, sino simplemente una crítica a las nuevas estructuras capitalistas que difunden como se deben focalizar y filtrar las emociones para que los individuos sean más proclives al control por parte de las grandes esferas. No me parece que citar a Zizek y a Russell en el mismo artículo sea inapropiado, tienen una forma totalmente distinta de expresar sus ideas. Zizek es más mediático, incluso a veces tiende al discurso fácil, pero eso no le quita mérito, tiene obras muy buenas (espero que hayas leído algún libro de él y en eso se basen tus argumentos). Para finalizar, como ya te he expresado antes, no es un artículo con intenciones de ser una guía de autoayuda, sino una crítica metafórica y en momentos subjetiva, como tú bien has dicho, de las nuevas estructuras de control social basadas en las emociones. Quizás ahora mismo lo plantearía de otra forma totalmente distinta, y con un contenido más objetivo y concreto, pero este artículo es de hace ya un tiempo. De todas formas, gracias por tu crítica, siempre son constructivas. Un saludo.

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